La magia es aquella que crece dentro de cada uno de nosotros.
Cuando nacemos no sabemos que tenemos ese poder, pues yace en nuestro interior dormido, esperando a ser descubierto, esperando a ser conquistado.
Desde el mismo instante en que la varita toca tu alma, tu esencia se transforma y brota la magia del centro de tu alma.
Brota en una mirada, en una caricia, en una palabra.... Y cada acto de tu vida se impregna de esa locura, de esa alquimia de oro que nos hace brillar en los ojos de la persona amada.
Esa dichosa y caprichosa locura, nos hará volar unas veces hacia el cielo y otras nos transportará directamente hasta las profundidades del reino de Hades.
El camino es pocas veces rectilíneo, sin baches.... pues ¿quién no encontró alguna vez piedras por el mismo?.
Dichos baches, piedras, curvas, flores, pájaros, paisajes multicolor, todo en su conjunto, es lo que hace de la vida un viaje emocionante.
Por eso yo quiero ser magia, por eso quiero impregnar todo lo que me rodea de magia, de vida y encanto.
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