jueves, 15 de septiembre de 2011

Lluvia de estrellas

Lluvia de estrellas junto a la luna puedo sentir, y ellas que son traviesas me envolvieron, me abrazaron e hicieron mi corazón latir. La alegría volvió a mi vida porque tus vestiduras son las que me hacen feliz.
Y todavía ni siquiera sabes lo que puedes llegar a hacer fluir cuando me miras así.
Eres el pábilo que necesito para que mis alas broten envueltas en fuego, y si tus labios bailan junto a los míos miles de mariposas revoletean dentro de mí.
Te miro y veo como la diosa naturaleza te convirtió en el hombre perfecto, en el hombre de mis sueños, unos ojos verdes como la esperanza, unos cabellos que brillan con la intensidad del sol, una piel suave por la que deslizarme y besar cuando mi cuerpo arde.
Pero no sólo lo exterior de ti me vale, pues posees la sonrisa, el grajeo y la locura que me hace despegar del suelo para ya nunca volver a pisar tierra firme. Eres la horma de mis zapatos, esos que desde el primer momento encajan perfectos, esos que hacen que los caminos se vuelvan llanos, perfectos. Y es que haces que cada día sea distinto, apasionante, imprevisible, estar junto a ti es un riesgo, un riesgo que yo quiero.
Eres la chispa que yo esperaba, la que enciende cada día mi alma, la que me hace sentir que estoy viva, la que me hace desear que llegue mañana, para de nuevo poder despertar a ti abrazada y ver en tus ojos esa mirada que me tiene enamorada.