lunes, 25 de abril de 2011

DE CRISÁLIDA A MARIPOSA

 

Entre relámpagos y tormentas
su desarrolló de larva a crisálida por miedo postergó,
pero un buen día en un cielo nublado
un rayo de sol apareció.

La crisálida al sentir su calor despertó
y huir de los días tormentosos decidió,
pero antes de su metamorfosis final
quiso primero escuchar el canto del sol
y los días fueron pasando
y la luz del sol aparecía de vez en cuando
para recordarle que estaba ahí,
que seguía esperando,
que no le importaran los relámpagos
pues él cuando ellos aparecieran
la ocultaría con su manto
y que juntos los dos irían dibujando
una nueva primavera
llena de risas, de alegría,
de gozo y de encanto.

Y la crisálida un día cansada de un invierno
lleno de borrascas, frio y solitario
de nuevo la voz del sol escuchó
y en mariposa se convirtió.

Extendió sus alas al viento y por fin voló
en busca de su libertad,
de ese mundo feliz que ella un día conoció,
y que el rayo de sol que a su nido llegó
su nuevo camino hacia él le dibujó.

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