sábado, 5 de mayo de 2012

Enjaulado


Vivía un ruiseñor enjaulado y triste,
observando como la vida pasaba.
Su canto ya no se escuchaba.
Unas lágrimas de sus ojos brotaban,
al comprender que los barrotes,
eran sus miedos y temores,
que nunca le dejarían volar junto a su amada.
"Adiós, amor mío, adiós"
vivo en mi mundo preso,
mis cadenas son pesadas
y entre barrotes, se va muriendo mi alma.
Las cadenas, que a ella, me atan
del roce cortaron mis alas
y no tengo fuerzas,
para abrir la puerta de mi jaula.
Y así pasaba los días,
con los ojos llenos de lágrimas,
observando el vuelo de una paloma,
que, poco a poco, se alejaba,
en busca de un nuevo amanecer
y una nueva esperanza,
mientras él, solo y vacío, se quedaba,
mirando por su ventana.

martes, 1 de mayo de 2012

Fuego

Tengo en mi pelo prendida una flor,
sujeta con las hojas y el tallo del amor,
en la voz una melodía
y el alma baila al son de una alegre canción.
 La noche me acaricia,
recorre mi cuerpo con pasión,
besa mis labios dibujando el sendero
que, palmo a palmo,
nos llevará al éxtasis fundiéndonos
al ritmo de un sólo corazón.

 Galopa junto a la luna,
envuelto por las olas,
galopa entre polvo de estrellas y el mar
embravecido por la furia de dos.
 Y unidos, siempre unidos
bailaremos junto a las estrellas,
la luna o el sol, escuchando esa canción,
que suena con una bella voz
y que hace latir nuestro corazón.

 Tengo en el pecho prendida una flor,
que marca los latidos del corazón,
haciendo que los ojos
brillen con intenso color,
al escuchar de sus labios
unas palabras que me trajo
el sonido del viento y de su voz.

No sin tí

Amé sin miedo a que hubiese un final,
pero el tiempo parado se quedó.
Sus agujas gritan que quieren de nuevo cantar,
y siguen a la espera de poder amar,
para volver a marcar las horas
que llenaran nuestras vidas de felicidad.

 No seré sin ti,
 porque hoy vives dentro de mi,
no, sin ti, porque desde que te conocí,
Estas aquí, allí.

Extiende tu mano,
deja el corazón latir,
caminemos juntos hasta el fin.
 Amemos entregando el corazón, el alma
y todo aquello que sea necesario dar.
Amar, amor, amar,
desde hoy hasta la eternidad.

¡Cómo, dime cómo!

¿Cómo alzar las ramas hacia el firmamento?
¿cómo hacer nacer en ellas nuevas flores?
                                         ¿Cómo, dime cómo?

¿Cómo olvidar que la helada quemó sus hojas,
que su corteza fue desprendida
y su tronco quedó desnudo
ante las inclemencias del tiempo
y del frío que fueron quemando
las hojas que tan verdes habían nacido?

                                        ¿Cómo, dime cómo?
¿Cómo sentir que la tierra es firme,
y que desea proteger y cuidar sus raíces?
¿Cómo hacer que vuelva a ser un árbol frondoso,
cómo resguardarse del hacha que corta su tronco?

                                        ¿Cómo, dime cómo?
¿Cómo volver a regar de ilusiones
ese árbol que me pertenece?
¿Cómo darle vida?
Cuando lentamente muere.

                                        ¿Cómo, dime cómo?
¿Cómo seguir buscando el curso de ese río,
que incansable le devuelva la esperanza
y le inyecte savia, para llegar robusto y hermoso,
a esa etapa que dará paso,a una nueva amanecida?

                                       ¿Cómo, dime cómo?
Que estoy perdida y no encuentro el modo.

Reconstrucción

Tenía una casa llena de ilusiones y esperanzas, pero las inclemencias del tiempo y del viento la fueron destruyendo. Ni un ladrillo permaneció intacto, todo calló ante el peso de lo que fue sucediendo. Intentaba, cada día, recoger alguno para ponerlo en su sitio, pero por mucho que lo intentaba, el recuerdo de lo que había provocado tal catástrofe no le dejaba reconstruir lo que, golpe a golpe, habían destrozado.

Cuando todo ha sido demolido debemos empezar a construir pero con nuevos ladrillos, con nuevos cimientos y nuevos ingredientes. Y para ello necesitaremos tiempo. Sólo con tiempo podremos reunir todo lo necesario para su reconstrucción, tiempo para olvidar aquellas mezclas que no son adecuadas, tiempo para evitar que los huracanes destruyan nuestro hogar. Tiempo para pensar cómo queremos que sea nuestra nueva vivienda, nuestro nuevo corazón. Tiempo para elegir que es lo que nos hará caminar hasta el final y de qué nos debemos alejar. La experiencia, lo vivido, nos ira dando las pistas para así alejarnos de todo aquello que nos puede hacer daño. No se pueden recorrer los mismos caminos si éstos han estado y están llenos de innumerables baches y penurias. No se puede desandar lo vivido. No se puede vivir de utopías o sueños que sabemos que serán irrealizables, porque si de nuevo creemos en ellos, nuestra casa volverá a ser demolida, cuando al abrir los ojos nos encontremos con la realidad y veamos que todos los sueños eran sólo sueños, mentiras y no verdades. No existen puentes ni caminos que nos hagan olvidar lo sufrido. No existe reconstrucción perfecta que evite que vuelvan a aparecer esas grietas que los golpes del viento provocó en nuestras paredes. La única solución es demolerlo todo, marchar y buscar un lugar donde la tierra sea firme para que ningún terremoto destruya lo que nuevamente con tanto trabajo hemos conseguido construir. El miedo a lo desconocido nunca debe paralizar nuestro caminar cuando lo vivido no ha sido mejor que lo no vivido.