Creaste para mí un arco iris con sus siete colores,
rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta
porque dicen que el siete es el número de la suerte
como existen siete mares, siete días en la semana,
siete cuerpos celestes, siete sacramentos,
siete notas musicales, siete en el mundo son las maravillas
las artes también son siete y siete los pecados capitales.
Primero los mezcle todos para conseguir el blanco,
porque quise que existiera armonía, estabilidad
y esa paz que pudiera alcanzarte.
Luego, mis ojos mezclaron el amarillo de la luz
con el azul de la confianza,
para llegar al verde de la esperanza
y el rojo ninguna mezcla necesitó
pues la pasión ya existía entre los dos.
Con ellos quise crear un mundo con matices de alegría,
ilusiones, felicidad, vida y amor.
Pero tú mirada llena de distancia, ausencia y dolor
dos colores, el blanco y el negro utilizó
y con ellos una escala de grises generó.
Y los días se volvieron grises, nubladas la semanas
y los meses la lluvia provocó,
hasta que un día de enero una gran nevada cayó
dejando fría el alma y marchito el corazón.
Aún mis ojos querían besarte
mi cuerpo intentaba gritarte, hablarte
aún mis labios deseaban abrazarte
y mi corazón perdonarte
pero mi ilusión empezó a difuminarse
ya que no saliste a buscarme
¡ay amor!, dónde tu amor se perdió
que la luz del camino no le iluminó
y mi rosal a congelarse comenzó,
mi alma lentamente enmudeció
y el silencio también al corazón llegó
hasta que poco a poco
mi mirada sin tú luz se quedó.
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