lunes, 25 de abril de 2011

Cuauhtémoc (El águila que desciende)

 


Hoy mi pluma habla y desprende su tinta con frescura.
La limpié de restos con agua y con oxígeno y por fin empezó a fluir de nuevo su rio de tinta.
A veces hay que hacer caso de los consejos que nos dan para evitar que el canal se obstruya.
Por eso me he decidido a escribir sobre una máscara que vestía la pared de la entrada de mi casa.
Hace unos meses comencé a limpiarla casi todos los días porque desprendía un polvo como si fueran lágrimas que se apoyaban en sus mejillas y en su nariz puntiaguda. Unas palabras me abrieron los ojos y me dijeron ¿sabes que tu mascara tiene carcoma?, me sorprendí , pero automáticamente comprendí el porque sus ojos huecos no dejaban de inundarse desde hacía meses, ¡que ignorante había sido hasta ese día! pues queriendo tapar la realidad había creído que dicho fenómeno que se estaba produciendo era debido al polvo que soltaba la pared por el roce de la madera al ponerla yo derecha.
Hoy, por fin decidí en vez de ponerle parches o intentar buscar una cura, desprenderme de ella, me costaba hacerlo pues era un recuerdo que traje de un viaje que hice hace tres años a México, era de madera de Nogal y vestía mi hogar.
Al deshacerme de ella pensé: " Esta máscara se puede asimilar a la vida, pues muchos de nosotros salimos a la calle con una puesta, intentando así evitar que los demás puedan ver lo que nos carcome por dentro. Eso que nos va destruyendo como a ella debemos sacarlo, pues sino hacemos nada para intentar curarlo, terminaremos enfermos y al final sin remedio, pero además tenemos que pensar que es una plaga que también se extenderá a los demás rincones de nuestra casa (padres, hijos, pareja, amigos, etc.)."
En mi caso aunque me ha dolido desprenderme de ella y he tardado días en tomar esta decisión,tuve el valor para hacerlo, pues con su enfermedad interior podía llegar a contaminar a todos los demás recuerdos que habitan en el interior de mi casa. Decidí desprenderme de la savia que no deja fluir, para así poner en su lugar, una que fluya y que aún sabiendo que los golpes recibidos en su elaboración le causaron dolor,este sana y te pueda impulsar a caminar.

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