lunes, 25 de abril de 2011

Sol y Luna, luna y sol: La primera historia de amor

Cuando el Sol y la Luna se encontraron por primera vez, se apasionaron perdidamente y a partir de ahí comenzaron a vivir un gran amor”.

El amor que la mirada del sol con sus rayos dorados un día en mi pecho plantó, haga que mis ojos sigan siempre vivos con esa luz que él en ellos reflejó.

Porque cuando una semilla llega al corazón guiada por la llama del amor, aunque el tronco se seque y se rompa, sus hojas se agrieten y se quemen por las heladas del frío y de la soledad, esas ramas y esas hojas caídas protegerán las semillas. Para cuando la tormenta pase pueda la ilusión de vivir hacerla de nuevo germinar en su corazón y esa semilla se convierta de nuevo en un bello árbol, lleno de sabiduría, de paciencia, respeto y comprensión, ante una luna inquieta y apasionada, que incesantemente busca cada día y cada noche, la llama que haga arder de nuevo el árbol de la pasión que se encuentra encerrado en su corazón.

Él siempre fue fuego y ella siempre pasión, por eso desde su primer encuentro Dios decidió sellar eternamente su amor.

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