08 Abr 2011
Nuestro mundo a veces por los momentos acontecidos se vuelve en blanco y negro. Pero con el paso del tiempo, la aceptación y la experiencia vamos cerrando capítulos de nuestro libro de la vida para poder seguir escribiendo otros nuevos.
Y así se empezó a escribir el libro de nuestra vida, la primera entrega es el momento de nuestro nacimiento, para seguir nuestra niñez, adolescencia y juventud, madurez para por último llegar a la vejez.
Según vayamos encaminando nuestros pasos y la barita del azar nos vaya tocando, en él iremos escribiendo momentos en blanco y negro y otros en color, todos ellos nos irán convirtiendo en las personas que en el presente somos y en futuro seremos.
Unos vienen a la tierra como ave fénix, naciendo y renaciendo una y otra vez. La pasión, el deseo, las ganas de vivir intensamente y el creer siempre que los sueños se pueden hacer realidad es lo que les dará la fuerza para nunca dejar de luchar.
Otros se quedaran como estancados buscando la protección del útero materno sin saber avanzar, sus ropajes diarios estarán constantemente vestidos de nostalgia, tristeza e infelicidad, cubriéndoles la mirada con esa venda que no les deja ver que la vida sin alegría no es vida, que la dicha no se nos regala sino que es el producto de nuestros actos y de nuestras decisiones que hemos tomado en un pasado y en un presente. Que la vida no es darle la espalda a los problemas sino afrontarlos y que el tiempo no se para, sino que inexorablemente sigue marcando en la rueda de la vida.
Nadie nos enjaula ni nos encadena, por contra nosotros mismos somos los que hacemos estas acciones para luego terminar diciendo "pobrecito de mí, por no hacer sufrir, cerré con llave la puerta que debí abrir para conseguir ser feliz". Para justificar nuestros actos implicamos a otros pues así nuestras fallas parecen menos graves y entramos en un bucle continuo del cual no somos capaces de salir. Llegando, a veces incluso al chantaje emocional para intentar retener algo que no queremos perder. Pero esto es un acto egoísta, un acto inmaduro de una persona que no es capaz de enfrentarse a su realidad.
La vida, mis experiencias, mis alegrías, mis tristezas y cada una de las personas que han pasado conmigo todos estos momentos, me han ido enseñando lo que no quiero, que mi mundo no volverá a pintarse en blanco y negro a no ser que sea en determinados momentos y por acontecimientos que yo no pueda controlar, es decir, aquellos que sobrevengan por fuerza mayor. Que mi bagaje y la superación de diferentes etapas me ha enseñado que cuando el gris empiece a pintarse en el libro de mi vida, sacaré del fondo de mi corazón todos aquellos sueños que fui pintando en mi infancia para derramar sobre él gotitas de felicidad hasta convertir mi vida en una cascada de alegría que inunde a todos los que conmigo quieran transitar por el apasionante viaje que cada capítulo del libro de mi vida me pueda llevar.
Así, poco a poco, iré caminando, escribiendo y forjando en la realidad ese cuento de hadas que todos deseamos hacer realidad.
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