jueves, 14 de abril de 2011

La vida, el tiempo y el reloj

 


Vida que eres mía, vida en la juventud, llena de alegrías, vida que me trajo siendo aún muy joven pesadas cruces. Cruces que agrietaron un corazón sensible y lleno de amor, cruces que con los años pesaron cada vez más porque no encontraba el escape adecuado para tanto dolor.

Vida que eres compleja, vida llena de miedos, de sombras y de pérdidas,
en ocasiones llegan algunas alegrías y se pone de nuevo en marcha el reloj.
Entonces intento ser guerrera en un mundo que no entiendo,
intento ser actriz, poeta, pintora y escultora de ella,
pero a veces simplemente me convierto en marioneta movida por los hilos de un destino que no me deja vivir ni ser feliz.

Al ver tan cruel la vida las manillas del reloj se congelan por tanto dolor, y en su intento por palpitar de nuevo provocan una nueva grieta en el corazón.
Un corazón que grita, que pide ayuda y que se desangra porque no puede resistir más en un mundo que nunca en sus sueños imaginó.

Pero ¡así es la vida!, un camino lleno de luces y sombras, un camino que a veces recorremos en blanco y negro y otras en color.

El tiempo es el único que hace cicatrizar las heridas del corazón. Porque tan sólo él nos lleva a la aceptación, a la resignación e incluso a perdonarnos por perder las fuerzas para seguir luchando en un mundo que se nos presenta gris, oscuro y sin razón.

El tiempo y el reloj son las claves para que de nuevo palpite el corazón.
Grita, llora, revélate pero nunca permitas que se esfume de tí la ilusión de encontrar un mañana donde siempre brille el sol.

"Después de todo, mañana será otro día". Y recuerda "No hay imposibles si el alma toma la vida a flor de piel". Cierra capítulos y abre puertas y ventanas a un nuevo amanecer lleno de ilusión.

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