viernes, 25 de febrero de 2011

la vida es como un juego: ¡se pichichi!

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Escrito por: Cristina LuzdeLuna el 18 Ago 2010 - URL Permanente

Paseando por la comunidad un día cualquiera, alguién me comentó que la vida es como un partido de fútbol y que debemos de tener en la nuestra circulos concéntricos, el más pequeño es el más cercano al corazón y por tanto en él pondremos a nuestros seres más queridos, para luego hacer sucesivos circulos como si fueran espirales alrededor del primero, en donde iremos poniendo amigos, conocidos, personas que pasan por nuestras vidas sin pasar, etc.

Me pareció una idea genial a lo cual yo le pregunté: ¿ y si hemos situado a alguién en un circulo que no merecia? ¿qué hacemos? como según tu, es como un partido de fútbol, deberemos de patearlo y sacarlo de ese centro y por contra a otro que nos haya sorprendido sin esperarlo le haremos el peloteo para llevarlo al centro. Entonces el respondió ¡nooooooooooooooo, noooooooooooooooo, tarjeta roja!!!!!!!!!!!!!!!!

Ante esta conversación os descubriré mi siguiente reflexión.

La tierra es un campo de fútbol, en el cual tu te encuentras,
la posición que quieras tomar cambiara según tu estrategia,
pero nunca olvidemos que en ella nunca estaremos solos pues es un juego de equipo, en el cual por regla general hay 11 jugadores y si alguno se lesiona, recordemos que, siempre habrá suplentes, no tan expertos a veces, pero siempre sabiendo jugar al mismo juego, ese juego tan interesante y apasionante que es la vida.
En el juego de la vida empecé siendo delantero, porque no sabía que era en la posición que más golpes recibiria, pero me sentía con ganas y con mucha artilleria para correr, saltar, volar , marcar goles para así poder expresar todo lo que sentía, cuando uno se siente ganador en esta vida. Cuando me dí cuenta que en esa posición era donde más patadas se recibia, decidi cambiar el juego y en centrocampista aterricé pues desde otro punto de vista era más interesante coordinar el juego y de vez en cuando posicionarme en una línea u otra según la vida me requeria, por tanto podía ir hacia delante, hacia atrás, al medio y al centro, esos movimientos eran los que en ese momento me apetecían, pero también en esta posición encontraba jugadores muchos más expertos que yo y que de vez en cuando me la metian, y uffff!!!! como duele un golpe ovárico, cuando no te lo esperas, entonces hable con mis compañeros, (las neuronas mis eternas compañeras en esta travesia) y me aconsejaron que si no estaba acostumbrada a pelotear y menos a patear, cambiara de posición o estrategia y entonces decidí darme otra oportunidad pero esta vez, seria como defensa, y pensé: creo que es la mejor posición, ¿para qué tanto correr de un sitio para otro?, ¿para qué tanto pensar por mi y por los otros?, para que querer brillar como la mejor de las estrellas si a mi ya no me importa si soy pichichi o michelin, si lo que tengo que hacer es vivir.
Y me coloqué en mi linea, esa que esta delante del guardameta, ¡que alegría! pues creí que en esa posición me salvaría, y así empecé a detener ataques del equipo rival, construí alrededor de mi corazón, un poco dañado por tanto castigo, unas buenas murallas con grandes ventanales para que de vez en cuando entrara la luz del sol, y me dejara ver el camino que para mí iban marcando las estrellas para que siguiera el sendero correcto que me llevaría a vivir en la luna, pero siempre con los pies en la tierra. Pero me di cuenta también, que en esa posición tan defensiva me encontraba líbero, y la soledad no me gustaba nada, porque encima de estar parando pelotas, recibiendo golpes y construyendo murallas, también tenía que estar edificando puentes para que los amigos que junto a mí estaban pudieran de vez en cuando llegar a lo alto de la muralla. ¡Vaya!, pensé, ¡si qué es dificil el juego en esta vida!, me ponga donde me ponga, nunca dejaré de sentirme, a veces, puteada.
Y entonces, tomé la decisión final y fué pasar a otra posición, me quedaba por probar ya tan sólo una, y era la de Guardameta, esas metas que siempre uno tiene y que a veces por miedo, indecisión quedan ahí, en algún lugar, suspendidas y sin ejecutar, pues nada, era la hora de ser Guardameta, y muy feliz, recorri mis caminos para llegar a esta posición. Y como arquero empecé a parar pelotas, ¡vaya que feliz, me sentía!, había encontrado mi posición en la vida, pues en ella, por mucho que pretendían metermela no lo conseguian, a veces dejaba que me metieran un gooooolllllll, pero el delantero lo que no sabía,es que ese gol que me había metido, no era porque yo había bajado las defensas, sino porque no había llegado a tocarme las pelotas, hasta tal extremo, que quisiera yo mancharme las manos con el barro que la suya traía.

Y fue así como encontre mi posición en la vida, me gustaba la portería, ¡si señor!, desde allí se divisaba todo, podía lanzar pelotas a grandes distancias, tocar las pelotas, desviarlas y no olvidemos que aunque haya distancia también podemos meter goles de portería a portería, pero lo que más me divertía era: PARARLAS, pues así evitaría que me metieran aquellos goles que me dolerían.
Y fue así como me convertí en PICHICHI de mi vida.

Y  en esta posición, pertenezco al equipo ganador.

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