martes, 22 de marzo de 2011

Por qué a veces la tristeza llama a la puerta

A veces la tristeza nos visita cuando nos percatamos que una relación está llegando a su fin, los dos lo saben, ambos presienten que pronto se tendrán que despedir, el pensamiento esta latente lo que no saben es cuándo se producirá porque la realidad, cuando algo falta, es que no se puede estar toda la vida en continua espera.

El corazón ya no puede latir de tanto sufrir, y la tristeza embarga porque no sabemos cuanto tiempo esta situación podrá seguir así.
¿por qué estas triste? yo te lo voy a decir, sabes a ciencia cierta que pronto tendrás que olvidar todos aquellos sueños que te hicieron volar porque tu vida esta hecha y no tienes el valor de darle el giro para poder llegar hasta mí. Sabes que el tiempo de partir pronto llegará. Por eso a veces callas, por eso a veces hablas, por eso intentas decir que me amas, pero ya no bastan las palabras, ya no bastan las promesas y el tiempo se acaba.

Ya nada es inesperado, todo se prevé, ya uno sabe lo que viene después. Al amor no se le puede poner trabas, al amor no se le puede decir que espere a mañana, el amor no se le aviva en la distancia.

Palabras bellas puedo leer de tí, palabras bellas puedo escuchar de tu voz, pero lo que no veo son hechos tangibles de esas palabras, lo que no veo es tu presencia delante de mí.

Verdades a medias, esperar a que de nuevo desaparezcas, o saber que no habrá un mañana. Saber que llegaran más días y todo seguirá igual y entonces te planteas para qué seguir con esta angustia, si no va a llevar a ningún lugar. ¿Por qué no dejas que el amor se convierta en amistad?, ¿por qué no dejas de gritar que me amas si no eres capaz de regalarme felicidad?

Sabiendo todo esto como podemos decirle al corazón que hable, como podemos pedirle al corazón que de nuevo vuelva en él a renacer una ilusión. Cuando se duda que esa ilusión en algún momento pueda hacerse tangible.
Yo no quiero que me digan que me aman, yo no quiero que me digan que me extrañan, ni quiero que me digan que a cada hora del día no dejan de pensar en mí.

Yo tan sólo quiero tener a quien amo cerca de mí. Poder sentir sus brazos, que me abrazan, que me dan calor, que me dan consuelo y también pasión. Poder disfrutar juntos los días con sus noches y sus mañanas, poder discutir de cosas triviales y de cosas importantes, poder compartir, hacer planes, poder ir a su encuentro si mi loco corazón desea sorprenderlo.......... Tantas cosas quería poder y no puedo.
¿Es mucho pedir si existe amor querer hacer lo que expreso?.
Y si no puedo hacer nada de esto dime ¿qué es lo que espero?.
Y si al final no puedo tener lo que anhelo ¿para qué perder el tiempo?

En los días de lluvia, estos pensamientos vienen a mí, empiezo a analizar que es lo que tengo y qué es lo que estoy haciendo para darle un cambio a mi vida, y así dejar atrás todo el sufrimiento que en los últimos meses estuve viviendo, por mi mente viajan deseos, anhelos pero cuando no veo una salida clara a todo lo que siento soy como un barco a la deriva que se mueve según la dirección del viento. Y eso no es lo que quiero, lo que quiero es navegar junto a otro capitán que desee conmigo surcar los mares en un velero llamado sueño, sin relojes ni tiempos.

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