La vida es como una partida de cartas, si tienes suerte puedes pasar por ella con una escalera de color que te hará ganador en todas tus batallas. Pero si no te sonríe o no te arriesgas, a lo máximo que a veces llegas es a conseguir una pareja de cualquier palo, y normalmente con esa jugada nunca eres ganador, pues no nos lanzamos al juego por temor a que el Croupier o la suerte no ponga en nuestra mesa otra carta mejor y nos plantamos y vivimos sin buscar la combinación perfecta que nos pueda hacer vencedor.
Porque si simplemente te conformas con pasar por la vida con cualquier pareja, sea del palo que sea, y no arriesgas para conseguir una jugada mejor iras perdiendo esperanzas e ilusión pues entonces tu vida no tendrá ningún valor, si no tienes una buena combinación.
Y es que a veces el miedo a perder nos hace no jugar la partida, ésa que en un principio llenó nuestras manos con las cartas perfectas para conseguir ganar la copa que de un simple sorbo nos haga sentirnos como ases y nunca más como piedras que en este juego de la vida no tienen ningún valor.
Por eso nunca me cansaré de buscar la mejor composición, esa que me llevará directamente hasta el cielo, y llenará mis días de alegría, de felicidad y pasión pues con esa jugada yo podré sentir que he pasado por la vida considerándome siempre un campeón, porque luche, gané y después de todo el camino andado conseguí agrupar entre mis manos las cartas con mayor valor que es esa escalera de color que mi corazón siempre deseó.
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