sábado, 7 de mayo de 2011

EL VALOR DE LAS PALABRAS

el valor de la palabra

El otro día estuvimos comentando acerca de la inmadurez e irresponsabilidad que existen en algunas personas y debatíamos de donde parte las raíces de dichas actitudes. Mi planteamiento era que estas formas de ser de algunas personas su raíz partía de la infancia, de los principios, de la educación que han recibido en su niñez y juventud. Por ello que hoy traigo a mi blog el por qué en esta sociedad cada vez tiene menos valor en las personas la palabra dada, para terminar la exposición con cuatro leyes de la espiritualidad India.

EL VALOR DE LA PALABRA DADA

En medio de la cultura de "el papel es lo que vale", la palabra empeñada tiene cada vez menos valor.
Las personas criadas en el campo son fervientes defensores de este valor y son capaces de asegurar la venta de un terreno tan sólo con la palabra dada. En la agitada vida citadina, confiar en la palabra se ha convertido en sinónimo de ingenuidad. Pero aún más, en la familia empeñar la palabra y no cumplirla puede decantar más que en una desilusión, en una falta de confianza entre sus integrantes que terminará por alejarlos.
Cuando se le promete a un niño: "si sacas buenas notas en el colegio, te voy a llevar de paseo", ya estamos empeñando la palabra y si el paseo nunca llega, el niño empezará a desconfiar de la sinceridad de su progenitor. Y si este fenómeno se repite en otras situaciones, con el paso del tiempo el adolescente no sólo no creerá en las promesas de su familia, también interiorizará que mantener la palabra no vale la pena.
El niño aprende muy pronto que cuanto más promete o amenaza un padre/madre, menos cumple lo que dice. Cada promesa o amenaza no cumplida es una pérdida de autoridad. Por eso, las promesas y amenazas deben ser realistas, es decir: fáciles de aplicar. Un día sin televisión o sin salir, es posible. Un mes es imposible.
Cumplir con la palabra dada en los adolescentes es un valor cada vez más olvidado. Mantener la palabra y la confianza están totalmente ausentes de su dinámica familiar. Los jóvenes no se comprometen con nada y cuando lo hacen, no lo cumplen. Tampoco confían en lo que se les dice, y en general son personas que se sienten abandonadas y desprotegidas.
Pero, ¿qué significa el valor de la palabra dada? "Significa que la palabra empeñada pasa a ser ley, por lo tanto, al hacernos cargo de las cosas señaladas debemos responder a la expectativa creada, y luego de ello mantener un protocolo de conducta que nos permite ser considerados personas creíbles".
Así como enseñamos a nuestros hijos a ser honestos, a no mentir y ser respetuosos, también debemos enseñarles el valor de la palabra como una forma de cumplir con las promesas hechas y ser honorable. Los valores son los cimientos de la vida personal, pero ante todo, de la calidad de la vida familiar que, a la larga, es una réplica de las relaciones con los demás.
Mantener la palabra es uno de los calificativos más importantes con aquellos que están a nuestro alrededor. En otras sociedades como la japonesa, el valor de la palabra y el honor que se desprende de cumplir las promesas es muy importante. Ser capaz de transmitir esa sensación de seguridad y de compromiso con la vida es una carta de presentación que alimentará y hará crecer todo lo que sembremos a nuestro alrededor, y será la dignidad que nos permita llevar la espalda recta y la frente erguida.
Cuando hacemos una promesa nos comprometemos en dos dominios: sinceridad y competencia. La desconfianza surge del juicio que hacemos de que quien promete carece de sinceridad y/o de competencia y por ende, no podemos asegurar su cumplimiento. Cuando hago una promesa me comprometo a la sinceridad de la promesa involucrada y cuando me comprometo a cumplir una promesa, me estoy comprometiendo también a tener la competencia para cumplir con las condiciones de satisfacción estipuladas y en un tiempo determinado.

OTROS VALORES FAMILIARES

No sólo los niños deben aprender, también los padres deben comprender que fomentar ellos mismos los valores es la mejor manera de transmitirlos a los hijos. Además de mantener la palabra, otros valores fundamentales que se deben cultivar en una familia son:
Terminar un deber difícil o un trabajo complicado, que fomenta el valor de la perseverancia y de la responsabilidad.
Cuidar las relaciones familiares, que significa que la familia es un eje fundamental y que alejarse de los seres queridos es el camino más rápido hacia la soledad.
Respetar a los demás.
Aceptar perder cuando se juega. Los juegos son importantes para la salud mental de los miembros de la familia y para la convivencia diaria.
Mostrar que los fracasos son parte de la vida y que no hay que amilanarse ante ellos, al contrario, levantarse y continuar.
Reconocer los propios errores y no quedarse anclado en ellos.

LEYES DE LA ESPIRITUALIDAD INDIA:

La primera Ley dice:
"LA PERSONA QUE LLEGA ES LA PERSONA CORRECTA"
Es decir que nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo.
La segunda Ley dice:
"LO QUE SUCEDE ES LA UNICA COSA QUE PODRIA HABER SUCEDIDO"
Nada, pero nada, de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera.
No existe el: "si hubiera hecho tal cosa... hubiera sucedido tal otra...", no lo que paso fue lo único que pudo haber pasado y tuvo que ser así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante.
Todas y cada una de las situaciones que nos suceden son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.
La tercera Ley dice:
"EN CUALQUIER MOMENTO QUE COMIENCE, ES EL MOMENTO CORRECTO"
Todo comienza en el momento correcto porque ni antes ni después, cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece es allí cuando comenzará.
La cuarta Ley dice:
"CUANDO ALGO TERMINA, TERMINA"
Simplemente así, si algo termina en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto
es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos por esa experiencia.
VIVE BIEN
AMA CON TODO TU SER
SE INMENSAMENTE FELIZ

REFLEXION:

Con estas palabras a la conclusión que quería llegar es que las personas valemos lo que valen nuestras palabras, pues si cada palabra que damos la incumplimos ya estamos creando en la persona, a la cual estamos faltando, una imagen de lo que somos, un ser sin principios y sin compromiso que habla por hablar, porque si no podemos cumplir lo que dijimos, ¿para qué lo dijimos? primero deberíamos pensar si lo que estamos diciendo va a poder ser realizado y si creemos que no, callarnos, y si lo decimos pero vemos que al final es imposible hacerlo avisar a la persona a quien hemos dado nuestra palabra de que no va a poder ser. Por ello, pienso que quien constantemente incumple su palabra es una persona sin principios, sin moralidad y sin valores, una persona acostumbrada a crear falsas expectativas en los demás, una persona falta de credibilidad y alguien que nada bueno puede traer a nuestras vidas, aunque como dice las leyes de la India, posiblemente estas personas que llegaron a nuestras vidas eran para que aprendiéramos una lección, ¿y cual es? pues posiblemente que no podemos ser ingenuos, que no todo el mundo actúa con verdad y con corazón y que debemos estar atentos a las señales para no volver a caer en la decepción ante personas a las que no podemos brindarles nuestro corazón y nuestra confianza sin ganárselas y para ganárselas esta claro que hay que demostrar antes nuestros valores, porque una persona sin valores y sin principios ¿es persona? o simplemente es un ser que come, bebe, pulula y caga todos los días

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