domingo, 16 de diciembre de 2012

What A Feeling

Sinceramente creo que todo en esta vida pasa por algo. Cada piedra que me encontré en el camino me ha servido para aprender y ver que en muchos casos andaba dormida. Creí que el amor junto a mi no vivía pero me equivoqué. Llegó y desde ese mismo momento en el que apareció él, se instaló en mi vida, calladamente dando pequeños pasos y yo no lo veía o no lo quería ver. Le he cantado al amor, le he llorado y no miré a mi costado, no mire hacia ese lugar dónde estaba sentado esperando mi llegada desde aquel día que nunca podré olvidar. Desde ese mismo momento decidí alejarme de todo aquello que no me llenara de alegría. Huía también de él, tenía pánico a entregar de nuevo mi corazón, tenía pánico a que me volvieran a engañar, y dejé pasar los meses hasta que un 14 de febrero encaminé mis pasos hacía su velero. Y desde ese día comenzó una historia interminable con idas y venidas por temor a entregarnos y salir dañados. Ahora con el paso de los años aprecio cada momento que me regala, cada palabra, cada gesto y con eso me basta. Es una historia llena de buenas intenciones y si alguno de los dos resbala el otro le levanta sin tener que mediar una disculpa porque no hace falta. Me habla su cuerpo, sus detalles,su mirada... Somos amantes, amigos, compañeros de viaje somos más que pareja y no necesitamos que nadie nos reconozca como tales pues lo que a nosotros nos vale es cada momento, cada minuto y cada instante memorable que juntos pasamos. Su voz no me dice te amo pero su cuerpo y su piel no para de gritármelo. Sus palabras, a veces se contradicen con sus actos, y yo sonrío porque con ellos me dice te amo. Como un niño me enseña sus caprichos y me hace partícipe de ellos. Como un niño calla, se esconde... y como hombre lleno de sentimientos su piel se eriza y sus labios juguetean con los míos sin importarle quién nos pueda ver ni el qué dirán.
Con el paso del tiempo nos vamos descubriendo y me sigue preguntando: ¿te estas enamorando? le sonrío, callo para luego decirle eso no se dice con palabras se demuestra con los actos.
Entre nosotros no hay mentiras, no hay tabbues, me hace partícipe de su vida, en su casa me siento como en la mía porque no hay cerraduras todo está a la vista para que nunca tenga dudas. Las horas pasan entre risas y charlas y la rutina nunca ha sido ni será nuestra compañera.

 Ahora estoy bailando y me gusta la melodía que suena cada día.


No hay comentarios:

Publicar un comentario