Todos tenemos luces y sombras.
Algunos muestran sus luces,
otros tan solo sombras, penumbras...
Un universo al inverso,
y yo miro, huyo, escapo
porque tengo miedo
mucho miedo de ese universo.
Las huellas dactilares siempre quedan,
si, quedan grabadas en nuestra piel,
en nuestra alma a pesar del tiempo,
dejando lágrimas, alegrías,
dramas, sonrisas, desconsuelo
y un olor a pérdida,
una pérdida desmedida.
No más lágrimas, ni más dramas,
porque ya sufrí, ya lloré,
sentí, perdí y viví.
Más ahora en el otoño de mi vida
tan sólo deseo VIVIR,
compartir mi camino, tu camino,
a mi manera, a tu manera,esa manera
que ni es tuya ni mía, sino nuestra.
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